REVISTA ESPAÑOLA
DE PATOLOGÍA
TORÁCICA
ISSN: 1889-7347

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Actualización en el tratamiento de la tuberculosis.
Revisión y puesta al día

Caminero Luna JA.

Resumen

La tuberculosis (TB) acabó convirtiéndose en una enfermedad curable hace ya casi 60 años, con el descubrimiento de diversos fármacos con acción frente a Mycobacterium tuberculosis. Los estudios realizados entonces llegaron a la conclusión de que todo tratamiento de la TB debe fundamentarse en 2 grandes bases bacteriológicas, la asociación de fármacos para evitar la selección de resistencias y la necesidad de tratamientos prolongados para poder matar a todos los bacilos en sus diferentes fases de crecimiento metabólico. Razonamientos microbiológicos efectuados en las décadas de 1950 a 1970 llevaron a la conclusión de que el mejor tratamiento que se puede administrar a una TB sensible es 2HRZ/4HR, aunque, cómo en extensas zonas del mundo se han utilizado los fármacos indiscriminadamente, a no ser que se demuestre que la resistencia inicial a isoniacida (H) es menor del 4% (en escasas zonas del mundo), siempre se debe asociar el etambutol (E) durante los 2 primeros meses. También ha sido probado que si no se realiza una supervisión estricta de la medicación durante todo el tratamiento, se corre un elevado riesgo de selección de resistencia a (rifampicina) R. Es por ello que, al menos en aquellos enfermos que pertenecen a grupos de riesgo de poder abandonar el tratamiento, este se debe dar en supervisión directa por el personal de salud. No obstante, este tratamiento farmacológico de la TB, altamente efectivo, ha pasado por múltiples retos a lo largo de las últimas 2-3 décadas, sobre todo por la aparición de las resistencias a los diferentes fármacos que se han ido utilizando. Sin embargo, incluso los enfermos con diferentes patrones de resistencia tienen una importante posibilidad de curarse si se utilizan los recursos sanitarios disponibles adecuadamente y se diseñan adecuadas asociaciones de fármacos, tal como se razona en este artículo. Es obvio que el mejor pronóstico lo tienen los enfermos con susceptibilidad a todos los fármacos, donde se puede aspirar a curar a todos los enfermos con un tratamiento sencillo de 6 meses de duración. La situación se complica algo cuando existe mono-resistencia a isoniacida o poli-resistencia a isoniacida y otros fármacos pero que no incluyan rifampicina. Aquí el tratamiento debe prolongarse hasta un mínimo de 9-12 meses. El siguiente nivel de complejidad viene condicionado por la resistencia a rifampicina pero con susceptibilidad a isoniacida, que condicionaría una prolongación del tratamiento hasta los 18 meses. La situación se sigue complicando con la resistencia a estos dos fármacos (H+R), la denominada TBMDR, que obliga ya a tratamientos de 21-24 meses; y aún más cuando además se añade resistencia a los fármacos más eficaces de entre los de segunda línea (inyectables y fluoroquinolonas) que, con frecuencia, exige tratamientos superiores a los 2 años. Todas estas situaciones y su abordaje más adecuado se analizan en este artículo...Truncado


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